sábado, septiembre 01, 2007

La casa de Carniado

“Pero mis más hermosos
momentos eran esos
que pasaba mirando mis canicas,
almos vidrios de ricas
tintas que dulcemente hacen sonar sus besos”
Enrique Carniado
Canicas

-El poeta toluqueño Enrique Carniado nació en 1895. Vivió en una vieja casa del centro de la ciudad de Toluca. Francamente no sé si habitó en ese lugar hasta su muerte. Pero de esa casa quiero escribir.-

Echando el rol por el DF, a Giovanni se le ocurrió así nomás decirme que un día se fue a meter a la casa del poeta Enrique Carniado. Supongo que la idea le vino después de mirar algún edificio viejo y de estilo colonial, como los que abundan en el centro de la capital. No entendí muy bien a qué venía su comentario, pero le pregunté que si estaba chida la casa, nomás para ver si así comprendía porque salió con eso.
Me contestó que sí, que estaba chida. Que él y otro cuate se metieron por una ventana, o por un agujero en el muro, o por alguna puerta a punto de venirse abajo. La casa estaba en ruinas. Me describió cómo la sala había sido invadida por plantas y musgos. De entre los sillones polvorientos se abrió paso el pasto y algunas florecillas pequeñas. Me imaginé unos colores blancos y amarillos decorando aquélla estancia. Todo lo dibujé oscuro en mi cabeza, hasta que Giovanni mencionó que el techo se vino abajo tiempo ha. Como cuando en la mañana le corren a uno la cortina cuando está dormido, y la luz penetra en el sueño sin pedir permiso, entró en mi imaginación un haz de luz que iluminó aquella sala. Una dorada presencia radiaba. Vi las partículas de polvo reflejarse, un sillón café, menos viejo que los muros, pero más que Giovanni y yo juntos. Un olor a tiempo que se quedó suspendido, a tierra. Un aliento de murmullo.
El Gómez-Tagle (así se apellida mi amigo Giovanni) describió cómo un muro estaba tapizado por decenas de miles de cigarrillos. Otro muro más tenía mosaicos, y sobre ellos había poemas escritos. Poemas del mismo Carniado. Poemas que quizás sólo él conoció. Poemas que acaso. Acaso aquélla casa, llena de libros viejos esparcidos por el suelo. Acaso unos dibujos sobre una mesa, unos que Giovanni decidió tomar y conservarlos. Según él luego me los va a mostrar.
Giovanni volvió muchas veces a esa casa. Él y su amigo. Iban a fumar, hablar de cine o de libros, a sentarse en la sala y mirar el cielo, a asomarse al fondo de una fuente que yacía solita en el patio.
Así como las plantas se instalaron en la casa del poeta Carniado, imaginé que también algunas aves, bichitos de todos los tipos, ratas y lombrices decidieron quedarse en ese sitio olvidado. La vida se aprovechó del desdén del hombre para poder estar tranquila.
-¿Dónde está la casa esa?- pregunté
-Estaba, carnal.- me respondió - ¿Vez donde está el restaurante ese que se llama Los Jarochos? Pues ahí enfrente estaba.
-¿Qué no hay ahí un estacionamiento todo espantoso?
-¡Si, un pinche estacionamiento!- exclamó Giovanni, con enorme pesar en el tono de voz.
-¡No manches!-dije, ¿Cómo es posible? ¿Porqué a nadie se le ocurrió rehabilitarla?
-Pues a mi se me ocurrió, pero fue imposible.

Giovanni me explicó que desarrolló un proyecto para poder usar ese predio, rehabilitarlo como un jardín cultural, aprovechando el hueco de luz que entraba por donde antes había techo. Pero que no fue posible. Las autoridades del ayuntamiento de Toluca creyeron que un estacionamiento era lo más adecuado. No mucho después de que mi amigo intentara llevar a cabo su idea, la casa de Carniado dejó de ser. La historia me conmovió. ¿Cuánta historia y cuánta vida se ha dejado morir en esta ciudad?
Comprendí que aquélla historia le vino a la cabeza a Giovanni mientras observábamos la grandeza del Centro Histórico del DF, esa ciudad que está tan lejos de ser tirada al olvido. Él, cómo tantos tolucos más, ha sido testigo de la grandeza de una ciudad de Toluca, dilapidada por políticos ciegos. Busqué la casa de Carniado y sólo vi uno de los muros. El resto es ahora una plancha de concreto llena de coches. Busqué en varias librerías algún libro de Carniado. No encontré nada. Sólo estacionamientos. Busque incluso en Internet y entre varios sitios, me encontré una bibliografía en el sitio oficial del gobierno del estado de México, tan breve que hasta me dio la impresión de que incluso en esos espacios economizan lo más posible a través de las palabras.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

!!!DOS MESES!!! No nos dejes tan abandonados.... escribe mas seguido... no? ...
Ultimamente me gustaria encontrar una casa como la de Carniado... y estar sola... leyendo y tomando un the.

Anónimo dijo...

HOLA MONCHO
ME ENCANTAS TU Y LA MANERA EN QUE LOGRAS PLASMAR TODAS TUS VIVENCIAS
ERES MUY GUAPO E INTELIGENTE LASTIMA QUE ¿?

Ramón Santillana dijo...

Lástima qué ¿?

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

Hubico el estacionamiento (la casa)... el poema con sabor a Toluca.

Me declaro admiradora y afortunada de contar con tu amistad. TQ.