lunes, septiembre 05, 2011

El tiempo que se va, el que se queda, el que vendrá...

En efecto, el tiempo pasa. Una frase trillada, repetida hasta el cansancio. Lo que es cierto es que el tiempo parece de repente ahogarnos. Hace poco leí sobre el experimento que comprueba que el tiempo y el espacio son lo mismo. Es decir, ya es un error hablar de estos dos conceptos de manera separada. Debe llamarse el “espacio-tiempo”. Es algo así como hablar de coordenadas en múltiples dimensiones. O dicho de otro modo, no puedo existir sin un tiempo y un espacio. Ocupo este lugar del cosmos; una fracción tan pequeña de espacio que es hasta ridículo pensar, en términos físicos, en grandes viajes. También ocupo esta fracción de tiempo en la cual todo está ocurriendo, incluyendo mi vida, estas letras que se dibujan en la pantalla.

Es cierto pues, eso que dicen de que el tiempo se va, pero también se percibe el tiempo que viene, que nos hace tener dolores de cabeza, angustias, y la fascinante irresponsabilidad de perderlo, dejarlo ir, abrigado en justificaciones hueras. El “espacio-tiempo” en constante evolución.

Es común que las personas vivamos con la firme intención de ir trazando líneas, uniendo puntos que vayan dando la impresión de haber vivido una línea recta, siempre en la dirección correcta, hacia donde nos conducirán nuestros actos; vivimos en el jardín de los senderos que se bifurcan, como Borges lo supo identificar muy bien. La vida hacia delante no es más que un racimo de opciones, las cuales desaparecen en el momento en el que te decides por una. Dicho de otro modo, no hay puntos hacia delante que uno pueda unir. Los puntos se unen hacia atrás. La línea de vida que uno traza se construye con esos rellanos, esos múltiples fracasos, aquéllos fortuitos o bien ganados éxitos. La trayectoria de tu vida es la unión de esos puntos que te tienen aquí parado. El futuro no debería ser una promesa sino una proyección de esos puntos. El futuro se construye, se está haciendo justo en este espacio-tiempo continuo, perenne e inasible. Hoy se fabrica un punto que se unirá mañana.
Estrictamente hablando, no existen los éxitos ni los fracasos; existen los momentos; existen las múltiples posibilidades de hacer lo que quieras, o hacer lo que otros quieran que hagas, o no hacer absolutamente nada. Esto también está bastante trillado: todas nuestras decisiones son propias. Absolutamente todas. Más aun si tu decidiste por voluntad propia entrar a este blog y leer este texto y llegar hasta aquí. Así podría hacerse con todo, y generar una consciencia de nuestro propio tiempo, de las muchas acciones que uno puede hacer en un día cualquiera, de esa gran cantidad de cosas que uno amaría estar propiciando, o lugares donde uno amaría estar, pero no se hacen esas cosas ni se está en esos lugares, y creemos que el peor sitio en donde uno puede vivir es justo aquí, en ésta casa y en ésta ciudad, dando rienda suelta a una brutal y despiadada falacia. “El peor lugar para estar es aquí donde habita nuestro cuerpo, y el peor momento es éste, en el que estamos vivos.” Vaya frase fatalista.

Debemos entender que el aquí y el ahora no es el peor lugar; es el único. Lo que pasa afuera de tu tiempo y espacio personal es absoluta y rotundamente ajeno a tus decisiones. Deberíamos pensar al revés y estar conscientes de que éste es nuestro tiempo, éste es nuestro espacio… Mi espacio y mi tiempo es lo único que en verdad poseo. Si no soy capaz de asumirme como dueño de eso, es probable que socialmente me vuelva exitoso, pero en el fondo de la consciencia no sea más que un pigmeo arrinconado en una infame caverna sin luz.

2 comentarios:

Penny Lane... dijo...

Ya extrañaba leerte...

Carlos Arbesú dijo...

Si recordáramos el futuro, podríamos prever el pasado y sólo entonces quizá podríamos ser dueños del espacio-tiempo que ocupamos, y no estaríamos condenados, como sugiere Stephen Hawking, a repetir los mismos aciertos y errores, de ida y de regreso, una y otra vez, en cada vuelta del big bang - bin crunch eterno. Debemos reflexionar en esa necesidad, generada por la auto conciencia, de poseer, de ubicarnos en el centro o al rededor de algún centro. El espacio-tiempo es una ilusión de nuestro limitado punto de vista del infinito-eterno. Estás hablando de poseer una ilusión, además de que la posesión es una ilusión también. ¿Entonces? Ahí vamos, las mismas viejas preguntas. Decía un entomólogo en un documental que las hormigas conocen el verdadero significado de la vida, sólo que nunca se lo han preguntado. Al momento de preguntar, perdemos la respuesta. "Todas las criaturas indican a Dios, ninguna lo revela.
Desde el instante en que nuestra mirada se detiene en ellas, todas las criaturas nos apartan de Dios." Es así como el fruto prohibido nos expulsa del paraíso cada vez que nos preguntamos y reflexionamos y nos olvidamos de vivir simplemente. Es tan sencillo y tan difícil.
Por cierto, muchas felicidades, primazo, disculpa la ausencia, ya habrá oportunidad para el abrazo.