jueves, septiembre 22, 2011

El árbol de la vida


Terrence Malick es un director de cine muy, pero muy particular. Desde ayer puedo decir que es uno de mis favoritos. Cuenta con una filmografía breve pero impresionantemente rica. Malick nunca se aparece en sus estrenos, no recoge premios, no da entrevistas, no socializa con la prensa ni con la industria. Solo hace películas y en ellas expone su visión, sin concesiones ni dogmatismos.

            “The Tree of Life” es la más reciente. Ganadora de la Palma de Oro en la edición 2011 del festival de Cannes, y también del premio que otorga la Federación Internacional de Críticos de Cine, durante la última edición del festival de San Sebastián.

            La historia se centra en una familia de clase media estadounidense que experimenta la muerte de uno de sus tres hijos, hecho que detona toda una serie de reflexiones, desajustes, dudas firmes sobre Dios y la existencia, y finalmente tamiza la vida de sus protagonistas. Años más tarde, uno de los otros dos hermanos, siendo ya un arquitecto reconocido, confiesa a su padre, por teléfono, que piensa en su hermano muerto, todos los días. La visión de un roble frente al edificio donde trabaja trae a su mente una larga colección de recuerdos de la infancia.

            Malick nos regala una larga secuencia en donde se describe el origen del cosmos; una gran explosión que propicia la creación de la materia, siempre en expansión. Se forman nebulosas, galaxias, sistemas solares. Se muestra un incipiente planeta tierra que surge dentro de ese universo, solitario y doloroso. Aparecen los primeros seres vivos, protozoarios y anémonas, hasta devenir en varias etapas dentro de la existencia de vida en la tierra. Los primeros bosques, dinosaurios y el choque del gran meteoro que los mató a todos. Aparece de pronto un niño dentro de una casa sumergida en agua. El niño nada, abre una puerta, y la siguiente escena es una mujer, la madre de familia, dando a luz a su primer hijo. Es preciso entender toda una historia del universo para comprender por qué uno nace. La existencia humana no puede ni debe deslindarse de la historia del cosmos.

            Una nueva secuencia muestra a la familia criando a los hijos, que se suceden milagrosamente hasta llegar a ser tres. Existe una idea clara: uno viene al mundo para amar y ser amado. Es lo único que no se mide, ni compite, ni se encuadra en cánones morales ni sociales, religiosos ni políticos. Todo lo que esté fuera de este sencillo principio no es más que la causa del dolor y la duda que significa el estar vivo.

            La forma de presentar las ideas es completamente poética, a través de situaciones cotidianas que reflejan el caos, la pureza, el constante convivio entre el bien y el mal, la crueldad, la frustración, la responsabilidad. Malick nos refuerza la idea de que nadie nace sabiendo ser padre. Todo mundo lucha por sobrevivir. Todo mundo ama pero somos torpes al hacerlo. La muerte está en cada momento, de la mano de la vida. Todo lo que pasa hoy, en este planeta, en este momento, terminará de manera definitiva y dramática. El fin de nuestra especie y de la civilización humana es un hecho inminente hasta ahora. Un día, la tierra será absorbida por el calor del sol en su proceso de muerte. El planeta estará confinado a orbitar alrededor de una enana blanca, y todo lo que alguna vez existió dentro de él no tendrá ni siquiera, como escribió Fernando Pessoa, “el remordimiento de haber vivido”.

            Ante lo inexplicable e inasible de la vida; ante lo inminente de la muerte, solo queda una cosa por hacer: amarnos.

            En alguna reseña posterior a su galardón en Cannes, se definió a esta película como, quizás, el filme que mejor expresa la relación del cosmos y la existencia humana. En lo personal no recuerdo alguna película, libro, canción, pintura, o lo que sea, que con tal contundencia separe lo superfluo de lo fundamental. Yo no sé si existen otras civilizaciones en algún punto del universo. Si es que las hay, no sé si estén desarrolladas al grado de tener artes y ciencias. Si es que las tienen, quién sabe si tengan algo parecido al cine. Y si es que lo tienen, y de esto sí estoy seguro, no tienen a un Terrence Malick.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hace un par de años leí en una revista "carta a Londres", hoy la vuelvo a leer y encontré el link a tu blog allí mismo, ojalá pronto vuelvas a publicar algo más para nosotros los lectores de tu blog, Gracias Ramón!

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

Un día me platicaste que habías visto en un progama de televisión la inmensidad del sol al lado de un pequeño punto azul, la tierra; en cualquier momento podría absorverlo el sol y qué duedaría de la humanidad, de la tecnología, la historia...

lapiedra dijo...

Recién descubrí su Blog señor, lo leeré pacientemente.